Entre Historias de Papel: Carta a mi hombre perfecto

6 de marzo de 2016

Carta a mi hombre perfecto

Hola,
así es cómo deben empezar todas las buenas conversaciones, así es como debió empezar la nuestra, pero fuimos lo bastante atrevidos para saltearnos las formalidades e ir directamente a lo que nos tenía en aquella fiesta. 
Hacia buen tiempo ese día, lo recuerdo: ni frío, ni calor. La noche estaba despejada, el ambiente era agradable, la bebida abundante y nuestros amigos estaban de muy buen humor. Nos contagiaron la alegría, nos pasaron varias copas, nos divertimos con tonterías y cigarros. Tú me viste, yo no te note hasta que me miraste a los ojos y me dijiste que era hermosa. Fue entonces cuando el alcohol me empujó a tus brazos, a tus labios, a tus palabras, a tus ojos. Me dejé llevar por las mordidas, por los leves gemidos de tu boca y por la calidez de tus manos, en ese momento todo fue perfecto y tú lo sabías tan bien como yo. Te volviste mi prototipo ideal, y desde ese día no puedo evitar compararte con los otros que se me acercan. 
Hubo un chico en una fiesta que tenía tus ojos, pero no tus labios. Otro que tenía tus labios, pero no tu esencia. El último se parecía tanto a ti que estuve a punto de lanzarme a sus brazos, pero entonces vi que no me miraba igual, que no me tocaba igual y adivine que entonces no besaría igual. 
Eres mi hombre perfecto, aquel con él que aceptaría ir a cenar todas las noches, al que le presentaría a mis padres y amigos, con el que caminaría de la mano hasta los lugares más extraños del universo. Aceptaría todo lo que saliera de tus labios, me dejaría envolver por el halo azul que te rodea completo, esperaría días para estar contigo unos minutos. Lo haría todo, con tal de siempre tenerte a mi lado.
Eres mi hombre perfecto, lo fuiste desde el primer momento en que nos tocamos y lo serás hasta el día de mi muerte. Tienes todo lo que siempre he querido en mi vida, todo lo que siempre querré. Y no lo voy a negar jamás.
Pero vivo en una ensoñacion, porque la realidad es otra. Nadie es perfecto en esta vida, ni siquiera tú aunque me duela aceptarlo. Tienes un gran defecto, el más grande defecto que pueda tener un hombre ante los ojos de una mujer: no puedo volverte a tocar. 
La vida es muy extraña cariño, tan extraña como todo lo que en la tierra habita, y me ha negado el derecho de volverte a ver, de volverte a sentir bajo las yemas de mis dedos. No puedo volverte a ver porque nuestros caminos ya se separaron, nunca volverán a ser los mismos, la vida se encargó de alejarme de ti para que siguiera soñándote, anhelándote. 
Pero aún con eso espero que estés bien, que sigas sonriendo como tanto me gusta, que tengas una vida excelente y que si por alguna razón te acuerdas de mí, sonrías, aunque yo no sepa nunca si lo hiciste alguna vez.

Atentamente, 
Alguien que te soñó.
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